Economia
Francia es la quinta economía más grande del mundo en términos nominales, detrás de los Estados Unidos, y a nivel europeo se coloca por detrás de Alemania con un PIB en dólares superior al del Reino Unido, así como de Japón y China. En el año 2006 el crecimiento económico francés llegó al 2% siendo el más bajo de la zona euro y sus índices de desempleo entre los más altos, y en el 2007 el valor de su Producto Interno Bruto (PIB) era 1 billón 892 000 millones de euros. Es el diecisiete mayor PIB per cápita (en el tipo de cambio nominal), ligeramente por encima de la media de la UE-15. En la clasificación por el PIB en PPA, Francia se constituye como la séptima economía más grande.
La economía francesa es principalmente una economía de servicios, que lleva una notable ventaja a otros sectores, el cual ocupa el 75% de la población, mientras que el sector primario (agricultura, pesca) es menos de un 2%, y el sector secundario (principalmente la industria) un 24%, y dicha economía es cada vez más abierta, representando un lugar importante en el comercio internacional.
Francia es el quinto país por sus exportaciones y el sexto por sus importaciones. En 2006, las exportaciones representan el 26% del PIB y las importaciones un 27%. La balanza comercial (bienes y servicios) se ha convertido en déficit en 2004, y este déficit ha aumentado en 2005 y 2006. La tasa de desempleo sigue siendo más alta que la de otros países desarrollados. La tasa de empleo (63,8% en 2006), cerca de la media europea (64,8%) es inferior a la UE-15 (66,2%), y el promedio de los países desarrollados, especialmente para personas de la tercera edad, los jóvenes menores de 30 años y poco calificados.
La Economía de Francia también cuenta con una gran base de empresas privadas, pero la intervención estatal en las grandes compañías es superior a la de otras economías de su tamaño. Sectores clave con grandes inversiones en infraestructura como el eléctrico, las telecomunicaciones o el sector aeronáutico, históricamente han sido dirigidos directamente o indirectamente por el Estado, aunque desde principios de la década de 1990 la participación estatal ha ido decayendo.
Las características de su economía son variadas, entre las cuales tenemos el transporte, telecomunicaciones, industrias agro-alimentarias, productos farmaceúticos, aeronáutica, defensa, tecnología, así como el sector bancario, los seguros, el turismo, y los tradicionales productos de lujo (marroquinería, prêt-à-porter, perfumes, alcoholes, etc.). Por otro lado, la energía solar está comenzando a tener cada vez mayor importancia en Francia. Tiene una industria aeroespacial importante conducida por el consorcio europeo Airbus, además de tener una base espacial llamado puerto espacial de Kourou. En telecomunicaciones destaca France Télécom como el principal operador del país.
Francia no solo es uno de los primeros destinos turísticos del mundo, sino que también es una potencia a nivel económico reconocida mundialmente, en donde el gobierno juega un papel muy importante en la economía, ya que el mercado carece de regulaciones.
Por otra parte, también se ha encargado de privatizar grandes empresas, bancos y aseguradoras, pero mantiene una presencia fuerte en algunos sectores importantes como el transporte público, energía y la industria, tratando además, a través de políticas adecuadas, mantener con sus leyes una justicia social, midiendo el gasto público y la inversión en obras para la comunidad, pero en la parte fiscal su presión es una de las más altas en Europa con aproximadamente la mitad del PIB.
El gobierno fue víctima en los últimos años, de grandes presiones sociales en contra de una reforma laboral que intentaba una reactivación de la economia a expensas de la seguridad de los trabjadores. Sin embargo, la economía francesa es abierta y posee un importante lugar en el comercio internacional, tanto si se habla de exportaciones como de importaciones.
Actualmente, el gobierno francés ha planteado, al igual que lo han hecho otros países en tiempos pasados, la sustitución del dólar por una moneda que sea referencia internacional, sobre todo teniendo en cuenta la debilidad de la moneda norteamericana, habiendo propuesto la creación de un sistema monetario donde sea posible la utilización de diversas monedas de carácter internacional.
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